Hoy: Flavia Pittella
Es periodista, profesora en Lengua y Literatura Inglesas, licenciada en Ciencias Sociales con especialización en Lectura, Escritura y Educación y traductora literaria. Publicó el libro 40 libros que adoro y tiene una columna sobre cultura y literatura en Radio Mitre.
Un libro que amabas en tu adolescencia
Jane Eyre, de Charlotte Brontë. Yo quería ser Jane Eyre porque ella era independiente, salía en un mundo que era patriarcal, donde las mujeres no tenían muchas formas de subsistir solas, le hablaba al lector, se enamoraba… Todo lo que ella hacía era lo que yo creía -y creo al día de hoy- que es lo correcto. Es una heroína para mí.
Un libro que releíste muchas veces
Me sé de memoria, literalmente, Hamlet, de William Shakespeare. Si me das cualquier línea, puedo decirte de qué acto es, quién lo dice, cómo lo dice… Para mí, es la obra total. No me canso de leerla: cada vez que vuelvo a abordarla, me enamoro más. Es un texto que resume todo Shakespeare: los temas, sus inquietudes, los personajes, los conflictos. Y es su mejor prosa, la más poética y contundente.
Un clásico
Aparte de Hamlet, diría Ana Karenina, de León Tolstói -aunque es un clásico moderno-. A las diez primeras páginas del libro, a Ana Karenina se le cae la hipótesis de lo que ella cree que tiene que ser un matrimonio y comienza una lucha interna alucinante de este personaje que sufre las consecuencias del peso de lo social, del qué dirán y los cambios radicales que hay en Rusia en el siglo XIX. Es un tratado sobre la libertad, la justicia y los derechos de los trabajadores.
Un libro que te gustaría haber escrito
La mujer que escribió Frankenstein, de Esther Cross. De hecho, fue lo que dije cuando lo recomendé en la radio: ella escribió el libro que yo habría querido escribir, que es la historia de Mary Shelley. Es un libro de una belleza explosiva, sobre una mujer increíble, y no es una biografía: es un texto de no ficción con muchos datos y con la gran pluma de Esther.

Un libro para llorar
Yo lloro con todos los libros, pero diría Esperando a Mister Bojangles, de Olivier Bourdeaut. Es una historia de amor muy triste, que está condicionada por la enfermedad de uno de los personajes y es de una poesía increíble. También lloré mucho con Claus y Lucas, de Agota Kristof, pero por otras razones: es un libro muy crudo y doloroso.
Un libro que todos deberían leer
Hamlet, porque es un libro moderno y trata el problema de la inacción: a él le pasa todo por encima porque es incapaz de actuar, entonces la vida se lo lleva puesto. Su real tragedia es la duda existencial: la duda lo carcome y la falta de la verdad lo arruina. Y también mencionaría Ficciones, de Jorge Luis Borges.
Si vos leés Hamlet y leés Borges, tal vez ya no tenés que leer nada más, porque está todo contenido ahí. Son tan nutritivos que podés alimentarte de ellos durante años. No son áridos, a diferencia de lo que mucha gente piensa: son profundamente humanos. Y sus planteos son sencillos: la vida y la muerte, el amor y el desamor, la traición, la lealtad, la amistad… Son los grandes temas: un poco más fantástico en Borges y desde un punto de vista muy contundente en Shakespeare. Pero al leer esto, entendés toda la literatura -y dejo afuera a autoras mujeres que amo, como Mary Shelley, las hermanas Brontë, o Virginia Woolf, que es mi mamá-.
Un libro que te gustaría volver a leer por primera vez
Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë. Hay un gran momento en el cual Catherine está con su niñera y le explica por qué se va a casar con el vecino. Heathcliff está escuchando, y cuando ella menciona que Heathcliff no tiene nada para darle, él enloquece, se va y no escucha la segunda parte. Ahí ella dice que el vecino es como el pasto de la pradera, pero que Heathcliff es como las rocas que están debajo. La primera vez que leí esa declaración de amor, dije “guau”... Envidio mucho a quienes están leyendo por primera vez Cumbres borrascosas.
Un libro que haya cambiado tu forma de pensar u opinión sobre algún tema
Lolita, de Vladimir Nabokov. Obviamente, no cambió mi opinión sobre la pedofilia porque siempre supe que está mal, pero sí me hizo repensar la literatura entera y cuestionarme mucho como lectora. Además es literariamente superior; la forma en la que está escrito es perfecta.
Un autor argentino
Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, Selva Almada y Gabriela Cabezón Cámara: son una flor y entre ellas cuatro se está cocinando todo lo que pasa en la literatura argentina e iberoamericana. Son muy diversas entre sí, brillantes, originales, estudiosas, cuidadosas en su escritura y se toman la literatura muy en serio. Por mencionar un libro de cada una, diría: Distancia de rescate; Nuestra parte de noche; Ladrilleros; y Las aventuras de la China Iron.
Un autor que debería ganar el premio Nobel de Literatura
Lo políticamente correcto sería decir Margaret Atwood, porque le debo a ella mi forma de pensar y estar en el mundo. Soy feminista desde que leí La mujer comestible en la playa con un grupo de amigas. Teníamos 24 años y, después de leerlo, todas juramos con un pacto de sangre que nunca nos íbamos a casar (y nunca nos casamos). Pero tengo que decir Stephen King, porque es el rey, es el Shakespeare contemporáneo. No hay un tema que no aborde, no se le escapa nada de la condición humana. Aunque nunca lo va a ganar porque es un autor popular, mi corazón está siempre ahí. Sería justicia poética que lo ganara.
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