Hoy: Leticia Martin
Es escritora, poeta y crítica cultural. Publicó el libro de ensayos Feminismos y las novelas El gusto, Estrógenos, Topadoras oxidadas, Un ruido nuevo y Vladimir, libro con el que ganó eI Premio Lumen de novela 2023.
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Un libro con el que te enamoraste de la literatura
Yo ya venía mirando la literatura medio de lejos hasta Juan Diego Incardona me hizo enamorarme de ella y me hizo sentir que era un espacio posible, un lugar abordable. De chica yo leía a Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni o Gabriela Mistral y no se me ocurría que iba a poder escribir algo así.
De adulta, conocer la obra de Juan Diego Incardona (que escribía desde Villa Celina, cercano al barrio del conurbano donde yo me crié), me trajo la literatura más acá. Me terminó de enamorar el hecho de que lo que a uno le pasa puede ser parte de la literatura. Tiene relatos donde aparece el hombre gato del conurbano, los tipos que se disfrazan de Reyes Magos y van por el barrio repartiendo regalos… eran anomalías que este pibe pudo convertir en literatura. Y eso me hizo amar su obra, especialmente los libros Villa Celina y El campito.
Un clásico
Guerra y paz, de León Tolstói. Es un libro del que me enorgullezco haber leído porque la literatura rusa es hermosa y a la vez, está llena de complejidades. Lo leí durante el embarazo de mi hija porque dije: “Este libro, que es muy largo y difícil, lo voy a leer en estos meses”. Me acuerdo de ir en el subte a mi trabajo con ese libro, que era tapa dura además.
Un libro de no ficción
Leo mucha no ficción, pero diría A sangre fría, de Truman Capote. Es la narración de un hecho real, de fácil lectura, pero a la vez muy profundo. Existe la discusión sobre si la no ficción es un invento de Capote o de Rodolfo Walsh, pero A sangre fría fue mi primer encuentro con el género y tiene el condimento de que es un policial también, es imposible de dejar. Además, Capote tiene una escritura muy limpia y periodística.
Un libro que te gustaría haber escrito
Un montón, pero voy a decir uno muy difícil que seguramente nunca podría escribir: Contra-pedagogías de la crueldad, de Rita Segato. Me parece un libro trascendente por lo que dice y porque ilumina una época. Escribirlo implica sí o sí ser escritora, antropóloga y feminista, tres cosas difíciles de lograr y que ella combina muy bien (además de que es docente).
En ese libro, Segato va a analizar las comunidades aborígenes de Brasil y 20 años después, toma sus notas y vuelve a pensar en qué es el patriarcado, qué es un matriarcado, cómo fue la división de trabajo entre hombres y mujeres históricamente… Todo lo que ella concluye a partir de esa observación es propio, es una creación de conocimiento. Creo que yo nunca podría hacer eso: generar un saber a partir de lecturas e investigaciones previas y escribir algo que dice algo nuevo, que no se había dicho antes… para mí, es palabra mayor.
El último libro que te voló la cabeza
Es difícil encontrar ese tipo de libros, pero voy a nombrar El segundo sexo, de Simone de Beauvoir. Lo que ella reclamaba en ese entonces todavía se sigue reclamando hoy, porque se siguen reeditando los pedidos de liberación de las mujeres. Siempre vuelvo a ese libro porque nunca resolví del todo cómo me quiero emparentar con el feminismo, tengo una relación difícil: siento que no podemos seguir diciendo lo que decía ella en aquel momento y a la vez creo que todavía hay muchas discusiones para reponer al momento de llamarse feminista después de la tercera ola. Me parece que el libro tiene una actualidad permanente, que no lo podemos soltar.
Un libro que te gustaría volver a leer por primera vez
El amor en los tiempos del cólera o alguno de Gabriel García Márquez. Es un autor que leí completo y para mí fue habilitante en el sentido de que me mostró que se puede hacer algo fantástico con la realidad y que en lo borde de lo real empieza lo literario. Y más que a esos libros, quisiera volver al estado mental que tenía en el momento en que los leí, cuando era una adolescente que pasaba tardes enteras leyendo en la terraza de mi casa en el conurbano. Me encantó la historia de amor de ese libro, de dos personas que están juntas hasta el fin de los tiempos.
Un libro que regalás o recomendás siempre
En general recomiendo libros a gente que escribe porque trato de mostrarles cómo otros autores resuelven cosas con las que ellos están luchando. En ese sentido, sugiero mucho Intimidad, de Hanif Kureishi; El lector, de Bernhard Schlink; y El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Țîbuleac.
Un libro que haya cambiado tu forma de pensar u opinión sobre algún tema
Tal vez diría Los cuatro acuerdos, de Don Miguel Ruiz. Es un libro que leí con mucha resistencia porque decía: “Esto es autoayuda, qué cagada”... A mí me gusta más la filosofía, la sociología, la antropología, tal vez por mi formación universitaria. Entonces de entrada digo que no a todo lo que viene de la autoayuda o que tiene que ver con cuestiones más “espirituales”. Pero este libro me lo regaló y me lo recomendó gente que quiero mucho y, aunque no me resolvió la vida, sí me hizo repensar algunas cosas que yo veo desde mi estructura y me destrabó alguna puerta para pensar ciertas cosas de otra manera.
Un eterno pendiente
La lista es infinita, pero voy a decir Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago; todos los libros de Camila Sosa Villada; y Ulises, de James Joyce.
Un libro que releíste muchas veces
La Biblia. Siento que la religión es un lugar de búsqueda que reapareció con fuerza en mí, después de estar mucho tiempo peleada con eso.
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