Hoy: Katya Adaui
Nació en Lima, Perú, y vive en Buenos Aires. Es autora de los libros de cuentos Geografía de la oscuridad, Aquí hay icebergs y Algo se nos ha escapado, y de las novelas Nunca sabré lo que entiendo y Quiénes somos ahora.
Un libro que amabas en tu adolescencia
La palabra del mudo, de Julio Ramón Ribeyro. Teníamos que leerlo en clase en voz alta y eran cuentos que estaban tan llenos de preguntas y eran tan del paisaje limeño que me hicieron desear escribir.
Un libro que releíste muchas veces
La señora Dalloway, de Virginia Woolf. Es el único libro que he leído en voz alta porque había algo con el ritmo que me encantaba. Me di cuenta de la capacidad de la autora para trabajar con el tiempo: uno que es real, y otro que es del libro. En la novela, todo ocurre en el transcurso de un día y de una noche, y Woolf tiene una gran habilidad para hacer tanto en tan poco tiempo y plasmarlo así… Me volvió loca.
Lo que más me cautivó fue la tragedia que prometía la terquedad de la Sra. Dalloway, que después veremos en el libro Las horas, de Michael Cunningham: “Oh, Sra. Dalloway, siempre haciendo fiestas para acallar el silencio”. La primera vez, lo leí para disfrutarlo; la segunda, para entender cómo lo había hecho; y ya a la tercera, porque una vez que entendí dije “esto solo lo ha podido hacer ella”. No deja de asombrarme, es un libro que va creciendo en el tiempo.

Un clásico
La casa de cartón, de Martín Adán. Es una novela que el autor escribió de muy joven, cuando aún iba al colegio, y se convirtió en el libro que inaugura la vanguardia en el Perú.
Un libro que te gustaría haber escrito
Cuentos escogidos, de Joy Williams. Es una autora que me encanta porque es capaz de una profundidad y una emocionalidad tremendas. Siempre hay mucho reino animal y vegetal en sus cuentos, que están muy cargados: son como bombitas de relojería que no dejan de estallar. Y a mí me encanta leer cosas que me hacen preguntarme cómo han sido hechas.
Un libro para llorar
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Țîbuleac. Ese libro hace daño físico, pero solo mejora a medida que uno lo lee. Hay un manejo muy inteligente por parte de la autora, porque tiene un comienzo muy denostativo y luego vemos un cambio en la relación de un hijo con su madre. Muestra que es posible una epifanía, una revelación o un cambio en la manera de acercarse a la propia rabia.
Un libro que todos deberían leer
Creo que más que un libro, hay un autor que es muy hermoso: Erri De Luca. Fue obrero mucho tiempo, es escalador y jardinero, y viene de una familia de pescadores. Me parece que por eso tiene una mirada sobre el paisaje y las relaciones que es siempre muy hermosa y sutil. Su trabajo con el lenguaje me encanta. Él decía que haber nacido en medio de una belleza mortífera le había enseñado algo sobre la belleza y el horror al mismo tiempo. Y tiene una escritura que nunca está exenta de ternura, sobre todo en Aquí no, ahora no y Los peces no cierran los ojos.

Un libro que te gustaría volver a leer por primera vez
Quizás los cuentos de Clarice Lispector. Sus libros Lazos de familia y La legión extranjera son de una actualidad tremenda. Si sacamos el telegrama, los diarios y cierta ropa, los problemas son los mismos que los de hoy: la maternidad, el desamor, el desencuentro, el deseo... Ella nos ha enseñado a todos a escribir.
Un libro que haya cambiado tu forma de pensar u opinión sobre algún tema
Muchos libros que tienen que ver con las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, como Hiroshima, de John Hersey, Trilogía de Auschwitz, de Primo Levi, 33 días, de Léon Werth, los libros de Herta Müller… Todos los libros que recogen estos testimonios me cambiaron la forma de pensar. También los ensayos, como Ante el dolor de los demás, de Susan Sontag. Es gente que podría haber escrito con algún rencor, pero decide no hacerlo, y esa es una escritura que a mí me interesa. Yo no he vivido esos horrores, pero si quiero que mis ficciones crezcan, tengo que aprender a crear personajes dolientes y preguntarme cómo salen de esa situación sin rencor.
Un autor argentino
Son varios, pero alguien que me parece muy interesante es Roque Larraquy. Me encanta porque no tiene nada que ver con mi escritura: es un tipo que no se basa en experiencias personales para escribir, sino que lleva al delirio un suceso con alguna base real, como los zoológicos humanos o las lobotomías en la psiquiatría. Y hace operaciones elípticas muy importantes: hasta un instante, la historia va hacia un lugar y luego ocurre una cosa que la modifica y le da otro sentido. Hay algo del doble manejo de la historia y a la vez las capas de las capas que me encanta. Me hace preguntarme cómo lo ha hecho.
Un autor que debería ganar el premio Nobel de Literatura
No tengo idea, porque es todo muy caprichoso. Me pregunto si hay obras maestras en nuestros tiempos. Una lee a Philip Roth o a Jamaica Kincaid y piensa que sí. Pero la relación que yo tengo con los premios es más ambigua: el premio para mí es que publiquen lo que has escrito porque el libro es bueno.
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