Última Página: Hoy, Alejandra Kamiya
Conocé qué lee la autora de "La paciencia del agua sobre cada piedra".
Hoy: Alejandra Kamiya
Es escritora y publicó los libros de cuentos Los restos del secreto y otros cuentos, Los árboles caídos también son el bosque, El sol mueve la sombra de las cosas quietas y La paciencia del agua sobre cada piedra.
Un libro que amabas en tu adolescencia
Rayuela, de Julio Cortázar. Ese libro propone la posibilidad de cambiar el orden de los capítulos y yo lo leí varias veces, en los distintos órdenes. Me sabía de memoria el capítulo 7 y si me esfuerzo, seguro que lo recuerdo. A mí me sigue gustando Cortázar, es uno de nuestros próceres, pero no sé si hoy me impactaría tanto Rayuela. No son los temas que me interesan. Me parece que es un libro para gente joven, que está en estado de rebeldía, buscando, descubriendo el amor y esas cosas. Yo estoy en otra etapa… por eso tampoco lo releí. Hoy en día, lo que más me gusta de Cortázar son las Clases de literatura.
Un libro que releíste muchas veces
Va cambiando por época, pero uno que en su momento me fascinó fue Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes. Es un libro duro, pero lo leí muchas veces, tal vez porque no terminaba de entenderlo. Otro que sigo abriendo muy seguido es Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa, y también cualquier cosa de Clarice Lispector. Leerla a ella es como llamar por teléfono a un amigo: no importa lo que vayas a hablar, es solo para escuchar su voz.

Un clásico
Una vez, en la previa de una entrevista, estaba hablando con la entrevistadora y con la escritora Inés Fernández Moreno y alguien mencionó la palabra “clásico”. Nos dimos cuenta de que para las tres significaba algo diferente. Para la entrevistadora, eran las tragedias griegas; para Inés, era la literatura francesa; y para mí, los clásicos son sin duda los rusos. Sin Tolstói, Dostoyevski y Chéjov, para empezar a hablar, no existiría la literatura.
Es difícil elegir un clásico de ellos, pero voy a decir Ana Karenina. Cuando lo leí, mi mundo pasó a ser tan chiquito que se borró: yo vivía en la novela, con esas familias, esos modos y estructuras sociales, esos valores… La experiencia de haber leído algo tan enorme termina siendo una parte importante de tu vida. Es tan fuerte y tan potente que te absorbe, te chupa.
Un libro que te gustaría haber escrito
Es muy difícil porque para mí cada uno escribe lo que tiene que escribir. Aunque el libro que yo tenga que escribir obviamente sea muy menor comparado con otros que me gustan, igual quiero escribir el mío... Con sus errores y sus desastres y su pobre calidad, pero tengo que escribir el mío.
Un libro para llorar
La lectura es un juego de a dos. Muchas veces, la gente llora con un libro más por el momento que está viviendo que por el libro en sí mismo. Yo te puedo decir un libro con el que lloré mucho, que es Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar. Cuando lo terminé, me puse a llorar con sonido por la muerte de Adriano y mis vecinos vinieron a ver qué pasaba porque vivía en un PH en el que no tenía mucha privacidad.
Un libro que todos deberían leer
No me gusta bajar línea y el verbo “deberían” me cuesta, pero hay un libro que para mí es uno de los más poderosos y ricos que conocí y yo le recomendaría a todo el mundo leerlo: es el Tao Te Ching, de Lao-Tse. No sé si se considera un libro porque es algo mucho más grande; es una propuesta de vida, una cosmovisión. Y además es hermosísimo literariamente, como la Biblia.
Un libro que te gustaría volver a leer por primera vez
La lectura es un trabajo entre el libro y el lector. Pero un lugar al que sé que no podré volver y que recuerdo como maravilloso es un libro ruso que leí cuando era muy chiquitita, tal vez el primero. Se llama Basilisa La Hermosa. Son cuentos para niños, pero para mí fue la primera vez que entré a otro universo. Descubrir que existía esa magia me impactó muchísimo.
Últimamente, me pasó algo similar con Annie Ernaux. Leer sus libros también es como entrar a un mundo, además por el tipo de obra que ella propone: escribe siempre sobre su vida y vuelve a contar los mismos sucesos desde otro punto de vista. La diferencia está en que yo ya conozco esa magia. Quedo fascinada, pero ya conozco los truquitos. Me pasó muchas veces: entro en el mundo y sé que después salgo.
Un libro que haya cambiado tu forma de pensar u opinión sobre algún tema
Para mí fue muy importante haber leído a Clarice Lispector por primera vez. Yo tendría unos 20 años y me acuerdo que me la recomendó el profesor de Matemáticas de mi hermano. Me dijo: “Tenés que leer a esta mujer porque tiene una cabeza parecida a la tuya”. Y fue un gran impacto para mí, como un golpe en la nuca.
Clarice escribe con una libertad que me impresionó mucho y de algun modo me habilitó. Al conocerla, dije: “Ah, se puede escribir así, se puede escribir cualquier cosa”. Cuando la leo, siento que casi no hay que trasponer nada, parece que uno escuchara directamente el cerebro o el corazón de Clarice; no es que se puso a ordenar las palabras meticulosamente, no hay muchos filtros.
Un autor argentino
Jorge Luis Borges. Todo de él, hasta los libros que a él no le gustaban mucho, sus entrevistas y anécdotas más tontas.
Un autor que debería ganar el premio Nobel de Literatura
Kjell Askildsen. Está entre mis escritores favoritos, y es uno de los únicos que está vivo. Su escritura es poderosísima y además él introduce algo nuevo en la forma. Muchas veces, cuando las vanguardias quieren hacer renovaciones en la forma, se pierde la contundencia y lo esencial. Pero Askildsen no pierde nada y logra algo renovador, por ejemplo, en el manejo de la tensión: en sus cuentos, no solo no hace el típico arquito sino que interrumpe de un modo muy personal. Leés Askildsen y lo reconocés. Hace algo que yo no leí a nadie hacer antes.
Recordá seguirme en Tik Tok, donde recomiendo libros y se publica Última Página en formato de video.